La última página
Manuel Férreo: Director del Máste de coaching, inteligencia emocional, relacional y ciencia cognitiva
Como todos los aficionados a la lectura de periódicos deportivos saben, lo primero que se lee de estas tan leídas publicaciones es su última página. Los que no saben de esto pensaréis que es dónde está la mejor crónica hecha por el mejor cronista. En cierto modo, así es, sólo que es una cronista muy especial con una redacción también muy especial. Os invito a que lo comprobéis por poco dinero. Quiero hacer una analogía con la práctica de algunos procesos de coaching. El cliente nos enseña la página dónde se propone estar (o al menos con su protagonista, aunque en sentido metafórico claro). Ese es su objetivo primero y el deseado por eso lo muestra al principio. Hasta aquí todo bien, lo que ocurre es que luego empezamos a leer la primera página. Ésta suele ser uno de los titulares del día o de la semana. Ahí empiezan los desacuerdos. Es la realidad contada por alguien que no es él y con la que en numerosas ocasiones no está de acuerdo. Cuando lee no se identifica con el titular y comienza “la discusión”, que si sí, que si no, que si puede ser, que si él no estuvo pero….que si le han contado, etc. La lectura comienza mediatizada y se irá volviendo más escabrosa con la lectura de sus páginas interiores. Normalmente tiene una preferencia clara que suele ser la que ocupa el setenta o más porciento de todo el periódico. Comenzamos a jugar con los gustos, los ídolos, los dimes y diretes de todos los “especialistas” que siguen opinando y que influyen considerablemente para un lado o para otro en nuestro lector-cliente. En todo el enjambre de la lectura los interlocutores intentamos que no se olvide de la última página y que la tenga muy presente a pesar de las opiniones y críticas de otros supuestos expertos. Éstos tienen muchas anologías, tales como jefes, “jefas”, colegas, vecinos, hermanos, padres e incluso hijos. Parece fácil por la atractividad de su contenido pero no lo es porque son muchas páginas de “basura” alambicada y poco recomendable, incluso para los más forofos. No pasa nada porque vayamos cambiando criterios y puntos de vista, pero no debemos perder la felicidad que nos debe proporcionar esa última página tan acogedora y atractiva. Ahí es dónde, genéricamente, nos gustaría estar, lo demás estará más o menos bien en tanto que consigamos, una vez leído todo lo que queramos (que no tiene porqué ser todo), llegar a lo que nos hace felices de verdad, que es la del final. Eso es la esencia y el objetivo último del COACHING, con letras grandes. Lo demás son procesos, sesiones, planes de acción, y logro de objetivos. El coaching habitual que hacemos todos los que nos dedicamos a esto con mejor o peor habilidad y resultados. Lo que quieren nuestros clientes, al final, es lo que visualizan al principio, lo demás les sirve para entretenerse y para saber que, al final, volverán a ver la última página, si saben moverse y no perderse hasta quedar rendidos de tanta lectura intranscendente. Los clientes son los sabios y nosotros no debemos perder de vista lo que es su último fin. Éstas no son las páginas de en medio que les sirven para entretenerse. La última es la buena. Ah! y hablo de algunos por supuesto, para otros y otras tal vez la última página sea otra que yo no conozco pero a buen seguro que estará en algún lugar. A los que no os guste ésta de la que hablo os invito a que la busquéis por ahí. Sitios y recursos no os faltarán y si no, siempre habrá un coach para ayudaros.
Manuel Férreo