BENEFICIOS DEL COACHING EN EL ÁMBITO EDUCATIVO
Candelaria Sierra, alumna de la octava promoción del Máster de coaching, inteligencia emocional, relacional y ciencia cognitiva en Madrid.
Siglo XXI, Año 2016, familia, sociedad, escuela. Todo ha cambiado, ya nada era lo que era. Cada vez hay más familias monoparentales. La sociedad demanda un perfil de ciudadano totalmente diferente al de hace tan solo 40 años. ¿Y la escuela? ¿Ha cambiado la escuela?, entendiéndola en su globalidad. No tanto si la comparamos con el cambio que ha sufrido la sociedad.
Estamos ante una nueva revolución: grandes avances y desarrollo tecnológicos, nuevos medios de comunicación (redes sociales, internet, etc.). Y todas estas mejoras, conllevan cambios a los que tenemos que adaptarnos. Se precisan nuevas competencias que respondan a las necesidades de la sociedad. Se dice, que profesiones actuales van a desaparecer y van a ser sustituidas por otras, que a día de hoy, ni siquiera sabemos cuáles son. Da vértigo. ¿Y qué será necesario para desempeñar estas nuevas profesiones? Aún no lo sabemos. De momento, lo que sí sabemos, es que actualmente se valora y cada vez será más necesario desarrollar entre otros, aspectos tales como flexibilidad, capacidad de comunicación, creatividad, resolución de conflictos, asertividad, motivación, confianza individual, perseverancia, tolerancia a la frustración y aceptación del cambio, y por supuesto, adquisición de conocimientos específicos que respondan a esas demandas.
En el informe de la UNESCO La educación encierra un tesoro (J. Delors, 1996) se establecen los pilares básicos para la educación del siglo XXI: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir. Los dos primeros parecen estar presentes cada día en el aula, sin embargo, los últimos no siempre son visibles en el día a día escolar. Aprender a ser y aprender a convivir son contemplados por la inteligencia emocional y mediante el desarrollo de competencias emocionales, el alumno aprende a emplear estrategias como la empatía, asertividad, resolución de conflictos, tolerancia a la frustración y aceptación del cambio… con el fin de afrontar diversas situaciones tanto en el ámbito escolar como en el familiar y social.
Se hace necesario por tanto y a mi entender, un cambio de paradigma educativo, que responda a las necesidades actuales y especialmente de cara al futuro, de la sociedad cambiante en la que vivimos y por otro lado, que tenga en cuenta al desarrollo individual del alumno, donde el desarrollo del talento y crecimiento personal, sean uno de los objetivos de la educación.
Por otro lado, en este cambio no solo está implicado el sistema educativo como tal, sino todos los agentes que intervienen en el desarrollo de la sociedad, entendiendo que dado que formamos parte de sistemas, los cambios que realicemos en uno de ellos, repercutirán inevitablemente en el resto.
Los cambios afectarían entre otros, tanto a qué se va a enseñar (contenidos), cómo hacerlo (metodología), donde el alumno sea un elemento activo de su propio aprendizaje, como a la premisa de que el aprendizaje no finaliza con el sistema educativo sino que se proyecta a lo largo de toda la vida, de manera que constituye una herramienta de adaptación y actualización constante, rasgos básicos de la sociedad en la que vivimos.
No voy a explicar detalladamente cuáles serían esos cambios, pero sí me gustaría hablaros de algunas herramientas que pudieran ser de interés respecto a la metodología.
El rol del profesor como persona encargada de transmitir conocimientos y saber ha cambiado, los alumnos tienen la mayor enciclopedia del saber a golpe de “clic”. Con esto no quiero decir que no transmitan conocimientos pero es obvio, que los avances tecnológicos permiten acceder al conocimiento más rápido y en mayor cantidad. Sin embargo, dichos avances no permiten esa relación más humana, esa relación profesor- alumno, esa diferencia que hace que seamos lo que somos. Lo explicaré con un ejemplo, cuántas veces hemos oído quejas sobre la relación impersonal y a veces poco humana, médico- paciente, que vamos al médico y somos un número más en la lista y sin embargo, cuando encontramos a un médico que nos escucha y nos hace sentir escuchados, nos atiende y nos sentimos atendidos, es para nosotros el mejor médico. Este médico seguro que no sale a la hora prevista, porque dedica más de tres o cinco minutos a cada paciente de la larga lista, que por circunstancias que no vienen al caso y que darían lugar a otro debate, tenga sobre su mesa, pero refleja la idea de la medicina, que al menos, yo, entiendo y que creo que en su origen tiene.
Como he dicho antes, en mi opinión, el rol del profesor ha cambiado, ahora además de enseñar, debe acompañar al alumno durante su proceso de aprendizaje, ayudándole a descubrir sus potencialidades. Y este sentido, el COACHING como metodología, puede resultar muy interesante para la fijación de objetivos y el cumplimiento de un plan de acción bien trazado. Con este método el docente convierte al alumno en responsable de su propio aprendizaje, invitándole a que sea él mismo quien fije sus propias metas, de manera que descubra su motivación, las oportunidades o alternativas que tiene y finalmente, trace su plan de acción. Este proceso implica una transformación personal, implica ser un agente activo en su aprendizaje y evolución personal.
¿Qué beneficios aportaría el coaching como metodología en nuestros alumnos? Entre otros, estarían los siguientes:
Una mejora en los procesos de toma de decisiones.
- Autoconfianza y seguridad, lo que conlleva un aumento de autoestima y capacidad de reflexión.
- Combate creencias limitantes, que nos impiden avanzar.
- Saca a la luz los valores y prioridades de cada uno, algo que generalmente no nos paramos a pensar y sin embargo, son los que determinan o rigen nuestras acciones, nuestra vida, lo que es importante para nosotros.
- Sentirse escuchado y comprendido.
Para finalizar, me gustaría invitar al lector y especialmente a los profesionales de la educación, que reflexionaran sobre cuál fue su motivación cuando decidieron dedicarse a una de las profesiones más difíciles: EDUCAR y CONTRIBUIR Y FORMAR PERSONAS, y si a día de hoy, este es una de los motivos por los que se levantan cada día. Por mi parte, os diré que mi motivación fue intentar descubrir y desarrollar el talento de cada uno de mis alumnos, potenciarles su autoestima y demostrarles que pueden hacer cosas si de verdad lo desean. A día de hoy, sigue siendo una de las cosas por las que me levanto cada día.
Candy