BIENVENIDO A LA SALUD, “MISTER COACHING”
Manuel A. Férreo: Director del Máster de Coaching, Inteligencia Emocional, Relacional y Ciencia Cognitiva de N-Acción y la Universidad de Alcalá
Hace tiempo tuve el encargo de escribir un artículo para que determinados colectivos empresariales tomaran conciencia de lo que el coaching podría significar para sus vidas personales y profesionales. Y también para sus organizaciones. Pues bien, además de sintetizar algunos aspectos que en su momento fueron más extensos, mi actual propuesta, pasa por describir las aplicaciones que puede tener en el ámbito de la salud y como puede afectar a todos los involucrados.
Hablar de coaching en la salud es demasiado genérico y es necesario buscar diferentes ámbitos más concretos para poder analizar su posible utilidad. Si nos enfocamos en la persona como SER que es, cuando hablamos de salud, debemos pensar en la mente, el cuerpo y el espíritu. Desde mi punto de vista y el de cada vez más profesionales de la salud, son aspectos totalmente relacionados y que interaccionan entre sí, complementándose y afectándose uno a otro hasta constituir un todo. Si nos enfocáramos en los resultados, tendríamos que hablar de prevención, curación y sus diferentes manifestaciones, y si nos centráramos en el ámbito de la actividad, sería necesario tener en cuenta que tenemos involucrados a profesionales sanitarios, pacientes y familiares, y todos ellos interrelacionan, tienen necesidades diferentes y aportan cada uno su parte de la solución. Dependiendo del ámbito y el aspecto que queramos abordar la forma de trabajar con el coaching será diferente pero la metodología, me atrevo a postular, es similar. El coaching es único y lo que cambian son las personas y las situaciones. Eso hará que el coach tenga en su “maletín” diferentes herramientas y que el proceso globalmente hablando sea diferente. Al menos este es mi punto de vista.
Antes de continuar describiré lo que considero necesario acerca de “lo que es” el coaching y las características que considero necesarias para que se entienda su potencialidad en los aspectos que queremos tratar. Nada más de lo necesario, dado que hacerlo nos llevaría más espacio y tiempo del que me propongo ocupar.
El coaching es un proceso de aprendizaje asimilable a la antigua Mayéutica socrática. Es decir, el “discípulo” quiere obtener respuestas, “el maestro” pregunta y “el discípulo” escucha de sí mismo las respuestas a las preguntas que él mismo había planteado. Existen muchas definiciones, en mi opinión todas similares, y que no presentan diferencias conceptuales significativas. Yo propongo la que a mí me sirve día a día: “El coaching es un proceso, que persigue obtener el máximo potencial de una persona para que se acerque al éxito, entendiendo éste como la obtención de los objetivos que él mismo se ha marcado”. No es mentoring, ni terapia, ni consultoría, ni cualquier otra actividad de ayuda personal o profesional. Esta actividad del coaching, sólo mira desde el presente hacia el futuro y escasamente le interesa el pasado y sus causas. En el proceso intervienen dos personas, una de las cuales se denomina coach que es quien facilita el proceso. La otra es la protagonista y se denomina coachée o “cliente”. Una vez frente a su coachée y dado que ambos han decidido trabajar juntos, el coach debe realizar una aceptación total de la persona que tiene delante, nada de parcialidades o prejuicios sobre su persona o situación. También la empatía, es básica para que el coach se sitúe al lado del coachée y que éste sienta que así es, aunque sin cargarse con sus problemas. Igualmente, debe ser auténtico, es decir, el coach se comportará ante el coachée con la sinceridad que requiera la relación en cada momento y que esté dispuesto a mostrar, pero nada de falsedades de hacer parecer lo que no se es. Esto hará que el coach sea percibido como alguien igual y no cause distracciones o rechazos.
Hasta aquí he descrito una metodología, y no hemos entrado en aspectos más concretos porque en este momento no lo considero necesario y porque, si es necesario, lo iré haciendo en diferentes artículos a lo largo del presente año.
Pero entonces, ¿Para qué sirve el coaching en el ámbito de la salud? Pues para promover la salud y la mejora de las personas, sean ya pacientes o sientan que podrían serlo si siguen haciendo lo mismo con su vida. Cualquier aspecto relacionado con este ámbito de la persona y para cualquier persona involucrada en esos aspectos. Tal como hemos descrito anteriormente: Para ayudar en la prevención o en la curación de cualquier tipo de afección del ser humano, y para profesionales de la salud, enfermos y familiares.
¿Y quién sería el coach en este ámbito? Pues podríamos hablar de profesionales contratados para tal labor, al igual que lo hacemos con los psicólogos. En su momento trataremos las diferencias que pueden establecerse para separar ámbitos de actuación, que la verdad, no siempre son claros, pero en mi opinión pueden hacerse.
¿Y quién será el coachée? Pues para ayudar en la curación, serían los pacientes y los familiares. Con los primeros se puede trabajar para que tomen conciencia de su responsabilidad en la mejora de su situación cuando sufren una “enfermedad crónica”. Ayudar a que tomen conciencia de seguir las pautas necesarias para no perder de vista su objetivo que es “estar y sentirse mejor”. Por supuesto, pacientes crónicos de todo tipo. Relacionados con estos últimos y en los casos más graves no debemos olvidar a los familiares que cuidan de ellos. En resumen, el coaching en este ámbito convertirá en parte activa a las personas que actualmente el sistema sanitario considera parte cuasi-pasiva.
Tratando el ámbito de la prevención, cualquier persona preocupada por su salud y quiera prevenir enfermedades es un potencial coachée. En este punto nos quedaremos con que podría ser válido para trabajar hábitos de vida saludable que ayuden a prevenir enfermedades: Tener una dieta adecuada y saludable, eliminar el tabaco y otras sustancias nocivas, practicar deporte, tener un gran nivel de presencia de nuestra vida, etc. Es en este último ámbito donde actualmente está más introducida esta actividad del coaching y donde es menos discutible la pugna con la actividad de la psicología clínica.
Pero en al ámbito de la salud, existe otra dimensión del coaching que es la aplicación y uso de esta metodología por parte de los profesionales del sector. Y es en este aspecto en el que me centraré en próximas entregas. Me refiero a cualquier profesional del sector: médicos, enfermeros y auxiliares hospitalarios, farmacéuticos, personal sanitario de atención primaria, de urgencias, y todo tipo de terapeutas diversos (fisioterapeutas, entrenadores, osteópatas, etc.). Para ello deberán estar formados en esta metodología y sus herramientas.
Es cuestión de adquirir una actitud que complementada con las competencias y las técnicas necesarias harán de los profesionales de la salud los mejores coaches para ayudar a las personas que les necesitan. Me propongo en sucesivos encuentros describir algunas herramientas y situaciones que pueden potenciar la “magia” de nuestros profesionales sanitarios
Como paciente que he sido, que soy y que sin duda seguiré siendo, le agradezco su visita y le digo “Bienvenido Mister Coaching”, le estaba esperando. Haré lo posible porque se quede.