COACHING LUMÍNICO: ¡QUÉ RISA!
N-ACCIÓN: MANUEL FÉRREO
Oigo por ahí que si preguntas ¿Qué tal estás? corres el riesgo de que te lo cuenten. Pueden darte datos o incluso decirte rarezas como ¡bien o te cuento! Bueno, pues eso, que estoy regular y os quiero contar. Como habéis preguntado, será un poco más largo. La Biblia dice que la luz fue hecha, o algo así creo. Tampoco recuerdo qué día fue de los seis que trabajó aquél o aquella que la hizo. En el libro no se dice que fueran más semanas pero doy por hecho que fueron más de una, al fin y al cabo hizo un buen trabajo. Esto en lo que se refiere al sentido físico de la luz. No obstante si pluralizamos y hablamos de “luces”, la cosa cambia. Ahí creo que hizo un mal trabajo. No las repartió equitativamente, y así nos va. Hoy no toca individualismos, podría haber otros momentos, y los habrá seguro. Hoy quiero hablar del colectivo. De las luces de la especie sapiens sapiens (sí, dos veces), lo escribo para dejar claro que no me es un error tipográfico. De la luz que tenemos o que no tenemos o que tuvimos o que no disfrutamos, en fin, no sé. En fin, veréis como llego a donde quiero llegar, siempre es lo mismo. Como me encanta jugar con las palabras, y más allá, con las imágenes mentales, en este orden de cosas, hay una metáfora acerca de este asunto que tiene que ver con el compromiso. Cuando decimos, “el último que apague la luz”, ¿qué queremos decir? Pensadlo. Cuando decimos, “se hizo la luz” podría querer decir que se nos ha ocurrido alguna idea o que algo estupendo nos sucedió, sobre todo cuando estábamos en aprietos, puede ser ¿no? Yo añadiré (no es original) que cuando decimos, “se apagó la luz” podríamos querer decir que la situación ha cambiado a peor. Seguro que se os ocurren muchas más. No importa, la luz como fuente de vida, de muerte y de juego sociológico. Cualquier tema que os ocupe personal o colectivamente puede tener relación con la luz, hablando metafóricamente, claro. Para los que os dedicáis al coaching y/o a la relación de ayuda, os daré pistas. Pensad en aquí y ahora y veréis. Si tratáis de economía podríais preguntar: ¿Alguien ha apagado la luz? ¿Qué tipo de luz teníamos? ¿Quién la había encendido y cuando? ¿Cuánto tiempo llevaba encendida? ¿Cuánto costaba la factura? ¿Quién la pagaba? ¿Cuánto tiempo pensábamos que seguiría encendida? Ah! y claro ¿Quién la apagó? ¿Quién la volverá a encender? Relacionadla con la salud y podrían ser: ¿Cómo es la vida sin luz? ¿Es contagiosa la oscuridad? ¿Qué clase de vida se puede tener sin luz? ¿Quién es culpable de que yo no tenga luz? ¿Cómo puedo recuperar mi luz? ¿Qué o cuánto me costará recuperarla? Y si hablamos de la convivencia, adelante con: ¿Vivimos época de oscuridad o tenemos algo de luz? ¿Qué luces estamos dejando de encender? ¿Cuántos seres humanos no tienen luz? ¿Cuánto tiempo dejaremos que pasen en la oscuridad? ¿Y si sentimos miedo de que enciendan la suya, qué nos pasará? Podríamos seguir, pero un buen coach sabe que las preguntas deben fluir y no ir preparadas. No obstante todo esto no viene mal para un buen profesional del “coaching lumínico”. Así se innova algo y se reflexiona a la vez sobre los misterios de la vida en figura radiante. También valen para los formadores en coaching. Tienen la ventaja de que pueden ir más preparadas y no parecer poco profesional. Con este sistema encontraréis muchas nuevas especialidades y podréis preparar muchos cursos. Se pueden crear asociaciones y organizar jornadas, incluso congresos mundiales. Si sois listos incluso podréis poner vuestro nombre en los carteles, y las redes sociales echarán humo con vuestras frases y preguntas acerca de los grandes temas de la profesión. Quién me lo iba a decir a mí, me pongo a la tarea. Alguien podría adelantarse……um! pero no importa, da igual, crearé otra, como los principios de Groucho Marx. Habéis visto como he llegado donde quería. ¿Quizás como en el coaching? No sé, es una buena pregunta Manuel Férreo Octubre 2014