Coaching para la salud: más responsabilidades del paciente
Hace unos meses os hablamos de las responsabilidades del paciente. Hoy queremos continuar por ese camino, continuando la conversación por donde la habíamos dejado: más responsabilidades del paciente.
Hablamos acerca de la responsabilidad que pretendemos que tenga el paciente sobre su salud. Sabemos que es mejor para él y mejor para todos: sanitarios, acompañantes, familiares (todos ellos incluidos en la categoría de “ayudadores”) y el propio sistema. Y planteábamos las premisas que entendemos soportan esa responsabilidad:
- Ser capaz de vigilar sus actividades.
- Ser capaz de expresar síntomas.
Y proponíamos un “Manual conversacional del profesional sanitario-coach” para el que el “ayudador” pueda facilitar estas actividades del afectado. La representación gráfica es la Rueda de la salud, que ya explicamos en el artículo anterior.
¿Cómo aplicar el coaching a la salud?
La idea es que la persona que ayuda vaya centrándose en el aspecto que le esté preocupando respecto a su ayudado. O también puede ir recorriéndolas de manera secuencial. Esto es pura metodología de coaching, ahora sólo faltaría aplicar las competencias y actitudes de las que hemos venido hablando en nuestras conversaciones anteriores: empatía, autenticidad, escucha, preguntas potentes, etc.
Este planteamiento es absolutamente clave en el mundo en el que nos movemos y en el que nos vamos a ver involucrados en muy poco tiempo (la verdad es que soy optimista, porque estar, ya estamos). Una gran cantidad de personas nos hemos convertido en personas que requieren ayuda permanente por estar en situaciones de “cronicidad”.
Puede que sin pretenderlo, hayamos convertido el uso de esta metodología en un asunto económico. Imaginémonos que con esta metodología de trabajo pudiéramos ahorrar dinero al sistema. Esto será así si las personas encargadas saben aplicar esta herramienta y consiguen que todos los involucrados nos hagamos responsables de nuestra salud mediante una revisión periódica de nuestra situación de “cronicidad”; y ¡ojo!, que esto puede hacerlo cualquier persona (sanitario, acompañante o familiar), aunque aquí estamos tratando de los sanitarios.
Voy a dar datos que mi amiga Concha Noriega se ha molestado en recopilar para un trabajo de fin de curso del Máster de la Universidad de Alcalá que dirijo:
- La OMS fija la esperanza de vida en España en 83 años (varía para varones y mujeres).
- En el 2025 las personas mayores de 65 años constituirán el 25 de la población.
Sin hablar de cronicidades patológicas, los puntos anteriores convierte la sociedad en una “masa de enfermos crónicos”. Y tómese esto como una metáfora (evidentemente no tendremos un porcentaje tan alto de enfermos, pero desde un punto de vista, las personas mayores lo son en mayor o menor medida).
Aquí podemos engarzar con algo que es posible que sea complementario, superpuesto o que alguien quizás piensa que podrán llegar a ser lo mismo: la entrevista motivacional. Esta se usa como método de concienciación de enfermos crónicos patológicos y ha tenido una amplia difusión, suponiendo un ahorro de costes importantes al sistema, sobre todo teniendo en cuenta que, según nos muestra Concha, hasta los 50 años, el gasto sanitario medio es de 80 €/año. Para mayores de 50, se dispara hasta 160 €/año.
Quizás por distinguir o por separar, podemos centrar el coaching y el “Manual conversacional del profesional sanitario-coach” como método de ayuda al progreso (no sólo la toma de conciencia) de todos los afectados por la “cronicidad” (Y aquí incluimos a los que se sienten como enfermos). Por lo tanto podría constituir algo más potente, al buscar objetivos concretos a través de la Rueda de la salud, aunque sean sencillos. Es decir, la conversación-coaching debe buscar objetivos en cada una de las áreas de la Rueda y debe ser lo más sencilla y concreta posible. Alcanzar objetivos sencillos suele ser motivador por sí mismo.
Quizás por deformación. Pero considero que el coaching aplicado a la salud es más potente que la entrevista motivacional, no requiere mucha formación y sirve también para otras personas en situaciones distintas a la “cronicidad” operativa. No obstante tienen raíces y objetivos comunes, conviene no olvidarlo.
Una vez entendido el concepto y la herramienta que vamos a usar, ¿cómo debemos empezar, Mr. Coaching?
Pues yo empezaría por establecer el modelo de trabajo y lo haremos con uno sencillo: El modelo GROW. Existen modelos más complejos que sirven para coaches profesionales, pero aquí estamos hablando del profesional sanitario-coach. Este modelo ha sido establecido por J. Whitmore, uno de los padres del coaching humanista europeo. Consiste en elegir, primeramente, un área de trabajo desde el modelo de la Rueda de la salud, y continuar con los siguientes factores:
G: Buscar un objetivo para conseguir dentro de esa área elegida.
R: Tomar conciencia de la situación real en la que se encuentre la persona a la que vamos a ayudar respecto al objetivo que se pretende alcanzar.
O: Rebuscar sobre las opciones que tiene. Qué caminos le pueden conducir al mismo objetivo y de qué dispone para conseguirlo. Aquí debemos hacer un recorrido por sus fortalezas y también, por qué no, de sus puntos de mejora o bien de los obstáculos que se va a encontrar en la búsqueda del objetivo que se ha fijado.
W: Aquí, el profesional-coach, planteará todo lo que se refiere al plan de acción que establecerá con el ayudado para conseguir lo que se ha propuesto. En sus iniciales en lengua inglesa, tenemos: Why, What, When, Where… (Aunque también debemos incluir How!!) Es decir: para qué, qué, cuándo, dónde, cómo…..y alguna otra más que sea necesaria.
En base a esto, debemos buscar el compromiso del ayudado con todo el proceso. Buscar que persiga el objetivo a través de la motivación que le produzca alcanzar sus pequeños objetivos, que a su vez le conducirán a una mejor salud para él, una mayor satisfacción para quién le está ayudando y un menor coste para el sistema.
¿Cómo establecer objetivos de coaching sencillos?
¡Bien Mr. Coaching! Pero ha hablado de objetivos y me gustaría preguntarle, ¿qué es eso? ¿Es algo concreto? ¿Cómo debemos establecerlo con la persona?
Veo que quiere usted que siga, y la verdad es que estoy empezando a animarme. ¡Vamos!, que presiento que ya no tendrá que intentar motivarme más. Hablando de bienestar, de salud y de ahorro me crezco. En nuestra próxima conversación hablaremos de cómo podemos establecer un modelo de objetivos sencillos que sirva para que el “Manual conversacional del profesional sanitario-coach” vaya completándose y acabe siendo una realidad.
Pues no insistiré más porque estoy seguro que en poco tiempo nos volveremos a encontrar, y estoy seguro de que lo haremos porque se ha convertido en mi objetivo. Poco a poco también he ido aprendiendo que, a veces, los objetivos no se fijan de manera inmediata, sino que surgen sobre la marcha en las conversaciones. Quizás este sea uno de los secretos del arte del coaching y del que poco se habla. Es una metodología y, no tanto, una ciencia. La habilidad del profesional-coach será clave en todo el proceso
Manuel Férreo, Enero 2018