LE DOY LAS GRACIAS POR ANTICIPADO “MISTER COACHING”
Quería preguntarle Mr…….…………..
Antes de que me conteste me gustaría decirle que hoy quisiera que nuestros lectores entendieran que serán los “pacientes” el centro de la charla. Como saben, desde que estamos conversando con usted, en esta categoría hemos de incluir los enfermos, los que podrían serlo (potenciales enfermos) y los familiares de los mismos. Lo que quiero comunicar es válido para todo el mundo, por supuesto para todo el entorno sanitario, pero es especialmente importante en la relación de los profesionales con los “pacientes”. Y a los lectores les digo que si no les parece bien o no están de acuerdo, siempre tiene la protesta de dejar de leer y/o protestar a la editora.
¿Cree usted que existen otras formas de saber lo que una persona necesita sin necesidad de que nos lo comunique abiertamente?
Sabemos que hay situaciones en que las personas no nos expresamos con la debida claridad para ser comprendidos. Esto puede deberse a que no podemos hacerlo o incluso, a que no queremos. ¿Suena raro, verdad? Pues usted y yo sabemos que la búsqueda de consuelo puede darse de diferentes maneras. Podemos hacerlo de forma directa, tanto explícita como implícitamente, solicitándola mediante nuestros mensajes verbales, y podemos hacerlo de manera inversa, es decir, negándonos a expresarlos y esperar, con cierto victimismo, a que los demás lo averigüen, porque esto nos aporta aún más consuelo. O eso pensamos.
Personalmente creo que cuando una persona necesita consuelo tiene derecho a hacerse el víctima, porque lo es (siempre que esa necesidad sea real, claro está). En el transcurso habitual de nuestros días, un comportamiento así por parte de ciertas personas, sería procedimiento inadecuado de comportamiento. Cuando estamos enfermos o alguno de nuestros familiares lo está (o cuando sospechamos que lo estamos), este comportamiento puede estar presente, y una de sus manifestaciones puede ser el silencio culpabilizador.
La persona afectada nos manda mensajes a través del silencio y debemos aprender a distinguir si este comportamiento es adecuado a un estado emocional concreto o es inadecuado y victimista, y por lo tanto, pretende manipularnos.
En nuestra charla anterior tratamos sobre la escucha, sus clases y la capacidad que tenemos de ponerla en práctica, ¿recuerda? Pero si nadie se dirige verbalmente a nosotros para reflejar su estado emocional, sus miedos, sus tristezas, ¿Cómo vamos a saberlo, y por lo tanto, cómo vamos a poder ayudar?
Como profesionales de ayuda preparados que ya vamos siendo, debemos recordar que la habilidad de observar. Todos comunicamos de forma permanente, incluso cuando desearíamos no hacerlo, pero no siempre sabemos interpretar lo que alguien quiere decirnos cuando “no nos dice nada”. Observar es otra manera de escuchar. Es escuchar sin oír sonidos.
En el entorno en el que nos movemos, Mr. Coaching, la mayoría de relaciones cotidianas entre el personal sanitario y los “pacientes” tienen carga emocional. Como en esta categoría hemos de incluir los enfermos, los que podrían serlo (potenciales enfermos) y los familiares de los mismos, cualquier comunicación que realicemos por activa o por pasiva causará un impacto en alguno de ellos o en más de uno, que tendrá una respuesta verbal, no verbal o de ambas clases.
Es en esos momentos cuando debemos tener presentes estas habilidades íntimamente relacionadas: escuchar, observar y estar presente en el aquí y ahora con esas personas que nos necesitan.
Llegados a este punto, ¿qué podemos hacer? Salvo que me convenza de lo contrario Mr. Coaching, pienso que esta habilidad también se puede entrenar y por lo tanto, no es una opción renunciar a ella. Tal como conversábamos en la ocasión anterior, aquí podríamos hablar también de una mirada enfocada, o tal vez una mirada 360º para observar todo lo que sucede a nuestro alrededor. Pero usted y yo sabemos que debe haber algo más que el simple hecho físico. Sucede lo mismo que en la escucha, debe ir acompañado de un “darse cuenta”. De pensar sobre lo que estoy pensando acerca de lo que observo. Y esto pasa por evaluar nuestra “intuición”, es decir, hacerla pasar por el filtro de nuestros valores reales para poder controlar los inevitables prejuicios y suposiciones que nos invaden a todos.
Observar también es una habilidad que nos permitirá desarrollar otras habilidades sobre las que hablaremos usted y yo, que tienen que ver con nuestra capacidad de ser empáticos. Nos permitirá mejorar la manera de acompasar físicamente a las personas que nos necesitan. Observar es mirar limpiamente, sin censura, sin prejuicios, controlando de cerca nuestra “columna izquierda de pensamiento”, es decir lo que estamos pensando de forma oculta cuando estamos expresando algo diferente. Observar lleva consigo limpiar nuestra mente cuando aparece algo “sucio”.
Es una manera de escuchar lo que no quieren o no saben decirnos, pero que de una u otra forma nos están diciendo y que es importante para desarrollar nuestro trabajo de ayuda. Observar adecuadamente nos hará diferentes, no sólo más humanos, sino más eficientes. Evitaremos malentendidos, pérdidas de tiempo y de confianza, además de hacerle la vida más llevadera a nuestros pacientes, sean quiénes sean y seamos quiénes seamos. También es una manera de no dejarnos manipular por quien quiere robarnos nuestro tiempo y robárselo a los demás, buscando acapararnos y/o tratando de mermar nuestra autoestima como personas y profesionales.
Espero que a los que hayan continuado la lectura, les haya compensado su tiempo. Vendrán más conversaciones y serán interesantes, pero todo lo que tenga que ver con la Empatía siempre será especial e imprescindible en la metodología del Coaching. Usted sabe que es la habilidad más importante cuando se trata de ayudar a alguien. Quizás en la próxima conversación podamos relajarnos y hablar de algo menos transcendente para nuestro ámbito profesional. Intentaré no tenerle en tensión cada vez que coincidimos, pero necesitamos seguir. Nuestro ámbito, éste de la salud, es así Mr. Coaching. Espero que no esté cansado de nosotros y podamos verle pronto, las gracias se las di al principio, pero puedo volver a hacerlo, el tema lo merece y usted también.