Manuel López: El compromiso
Definiendo el «compromiso»
El compromiso como competencia emocional es algo extraño de entender en una primera estancia, algunas personas podrían decir que para ellas el compromiso es un valor propio, otras una obligación a cumplir, incluso otra forma de mencionar la responsabilidad.
¿Qué es el compromiso?
La RAE aporta esta definición: “Obligación contraída por una persona que se compromete o es comprometida a algo”.
Dado que esa definición hace referencia a una responsabilidad obligada, para este caso se buscará una definición personal y más acorde con los fundamentos del Coaching:
El compromiso es la fidelidad que una persona tiene con la responsabilidad establecida por sí misma.
Como para esta definición se perciben dos valores (fidelidad y responsabilidad), el compromiso queda desmarcado del concepto “valor”, dado que integra un conjunto de ellos, por lo que, si cumple con los requisitos puede trascender a “competencia emocional”
¿Qué es una competencia emocional?
Una competencia emocional es la habilidad que tiene una persona para gestionar y expresar sus emociones, sentimientos y saberes, con el fin de interactuar de forma constructiva tanto consigo misma como con las demás.
Para que un concepto sea integrado como competencia emocional, se han de cumplir una serie factores: ha de ser una conducta, observable, inconsciente y habitual.
Si se habla de que una persona es comprometida con algo o alguien, ya se está suponiendo una conducta observable. En el caso de que esa persona se comprometa con ello con normalidad y sin una necesidad de reiterar o confirmar su compromiso, también se hablaría tanto de inconsciente como habitual.
Actitud ante el compromiso
Ante estos factores, cabe destacar la situación y el momento en los que una persona actúa de forma comprometida. Es una cuestión de espacio y tiempo en la acción.
¿En qué situaciones una persona se compromete?
Una persona se compromete cuando el entorno así lo requiere, cuando es necesaria la presencia, habilidad, apoyo, o recursos que se puedan aportar para el entorno. El entorno se entiende como aquellos factores ambientales externos a nuestro cuerpo y mente.
Generalmente se habla del compromiso con otras personas, dado que tiene connotaciones emocionales, el compromiso crea lazos, o la falta del mismo los rompe.
Pero también existe el compromiso con animales; cuidar de tu mascota es una cuestión de compromiso diario, genera una serie de responsabilidades, en el momento que esas responsabilidades no se realizan, el compromiso queda tocado y será tu mascota quien tenga que sufrir la falta de esa competencia.
Finalmente existe el compromiso con uno mismo, éste es el más importante, porque es el que siempre está presente de una manera o de otra. Cuando te comprometes con alguien, lo haces con esa persona y contigo. Si le fallamos a esa persona, nos fallamos a nosotros mismos al no haber podido cumplir.
¿Cuándo una persona actúa de forma comprometida?
Una persona es comprometida en el momento en que cumple con aquello a lo que le ha dedicado fidelidad y responsabilidad.
Antes de ese cumplimiento, existe una “promesa de compromiso”, que se entiende como la fase previa a llevar a cabo el compromiso. Si se le hace una promesa a una persona y no se tiene una conducta comprometida, en la próxima ocasión se habrá de hacer mayor hincapié en la promesa para poder mostrar una actitud comprometida hacia la misma persona, referente a una conducta reparadora.
En el caso de que una persona sea comprometida y así lo demuestre, con la misma persona se irá difuminando esa fase previa de promesa a cumplir, dado que el compromiso crea confianza, esa confianza se retroalimenta con más ocasiones de compromiso realizado, de la misma manera que se perdería si no se realiza.