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PANDEMIA Y ESTADOS DE ÁNIMO (I)

  • Posted by Manuel Férreo
  • Categories N-Accion
  • Date mayo 2, 2020

Muchos estaréis pensando durante estos días, que este confinamiento y goteo de muertes, es nuestra guerra. Nuestros mayores, las personas que tan maltratadas están siendo por este asqueroso “bicho” y también por nuestra estructura social, pasaron la suya o las suyas, o al menos alguna posguerra y no sé qué considero peor. En nuestro entorno socio-cultural, ninguna generación ha disfrutado de Paz, en el más amplio de los sentidos, durante toda su vida. Lo probable es que le haya tocado vivir más de una, guerra, posguerra, catástrofe natural, pandemias o aspectos tan permanentes como la enfermedad y el hambre. En otras áreas geográficas, y otros momentos históricos, aún ha sido y es peor. Los seres humanos, hemos convivido con estas situaciones desde que amanecimos en este planeta Tierra que tanto estamos maltratando.

Antes de continuar, me gustaría que te hicieras algunas preguntas relacionadas con tu situación en esta época de tu vida, la que estamos viviendo en estos momentos. Puede parecerte un pequeño test o incluso ya te las hayas hecho y, contestado. Puedes leerlas sin más, puedes leer sólo alguna, o puedes olvidarte de todas y seguir leyendo el resto. Incluso puedes decidir que no te interesa leer más pero también puedes pensar que, tal vez, podría aportarte alguna idea adicional que te ayude a entender cómo te sientes.

¿Estás enfado? ¿Qué te enfada de esta situación? ¿Sientes ira contra alguien por el actual estado de cosas?

¿Estás sorprendido del actual estado de cosas? ¿En algún momento te sientes alegre? ¿Qué es lo que produce ese estado de alegría?

¿Qué te da miedo o te hace sentir ansioso? ¿Sientes tristeza? ¿Qué hace que te sientas triste?

¿Hay algo en esta situación que te repugne? ¿Personas? ¿Decisiones? ¿Alguna situación personal?

¿Hay algo que en algún momento te produzca alegría o te haya puesto feliz?

Mientras asimilas lo que te propongo reflexionar, voy a contarte algo que puede ayudarte.

Supongo que hasta la llegada del Pensamiento Humanista, la Religión ayudó a que, a pesar de nuestros sufrimientos, seamos cada vez más personas, muchas más y creciendo. La Transcendencia que algunos suponen existente, se fue estructurando con forma de religiones. Éstas han ayudando durante gran parte de nuestra historia a sobrellevar las desgracias individuales y colectivas. La Religión es un valor que, incluso los más ateos reconocerán, es un mecanismo de aceptación. Los diferentes modelos religiosos y dioses, han ayudado a “tirar para adelante” dentro de la desesperación que producen esos fenómenos tan repetitivos. Y eso estaría muy bien, si no fuera por los daños colaterales que estas mismas religiones han dejado y algunas siguen dejando. La Humanidad ha progresado durante siglos, si bien a diferentes velocidades, gracias a la aceptación de los designios de los dioses, aunque no pudiéramos entender sus decisiones. Siempre ha habido alguien que se encargaba de recordarnos lo limitados que somos. Si se sufría era por algo que habíamos hecho mal o bien porque Dios transitaba por un camino que como humanos no podíamos entender. (Esto era cuando sabíamos que no habíamos hecho nada malo).

Con la llegada del Humanismo, cambió el paradigma y, aunque nunca hemos perdido a Dios, socialmente  empezó a perder relevancia en nuestras vidas (y sigue perdiéndola aún más). Empezaron a tomar las riendas el Racionalismo y el Empirismo. Este es el modelo que predomina en la sociedad actual y no ayuda precisamente a la aceptación incondicional, pues nos inclinan a buscar continuamente causas a lo que nos sucede.

Estos dos paradigmas retoman las ideas de Aristóteles (ese griego que conocemos todos de oídas) que Descartes y otros contemporáneos actualizaron. Aunque es verdad que había quiénes dudaban de que ese fuera el único motor de nuestra vida, la mayoría estaba y siempre había estado con estos dos modelos que se complementan. Yo diría que afortunadamente se pasó de la Teología a la Filosofía y después a la Ciencia como bases de nuestra convivencia y que marcan nuestro destino. Si no encontramos explicación racional a lo que nos ocurre,  es muy posible que el nivel de sufrimiento aumente. En mi opinión, tienen consuelo los creyentes y los que no, aceptan.

La Ciencia nos pone en la búsqueda y el entendimiento de ese sufrimiento. ¿De dónde procede? ¿Qué tienen que ver con los fenómenos emocionales? Esos fenómenos que se han estado dejando de lado de manera sistemática durante siglos, como algo dañino, algo que confundía, que disminuía nuestro entendimiento.

¡Qué paradoja! Más racionalidad, más ciencia, más sufrimiento. Pues bien, quizás por eso, el conocimiento de las emociones se ha puesto de moda en todos los ámbitos. Las emociones son un objeto de conocimiento que la ciencia lleva investigando, al menos, desde hace doscientos años, y que se ha intensificado recientemente (durante los últimos treinta o cuarenta). Ahora resulta que su estudio también es importante para la economía. En esto no entraremos ahora, pero es la razón de la intensificación y el desarrollo de su estudio. Y más recientemente aún, con la explosión de la Neurociencia. Necesitamos entender cómo funcionan las emociones dado que ya no nos produce consuelo la Religión. Curiosamente, hasta no hace tanto tiempo, el ámbito emocional, se consideraba un obstáculo para nuestro desarrollo racional, algo que impedía que aún fuéramos mejores. Había que evitar caer en la trampa de las pasiones.

Desde Darwin, sabemos que todo nuestro comportamiento está impregnado de nuestras capacidades límbicas o emocionales. Y digo sabemos, porque ahora la Ciencia tiene claro lo que algunos intuyeron (Platón, San Agustín, Spinoza, Pascal, etc). Hemos descubierto que tomamos nuestras decisiones esencialmente porque nos emocionan los posibles resultados, que sufrimos o nos alegramos porque sentimos. Las cosas, las personas, las situaciones nos hacen sentir bien o mal dependiendo de muchos factores que la neurociencia está estudiando. Eso influye en nuestro comportamiento individual y también en el colectivo. Queremos encontrar una manera racional de aliviar lo que no podemos impedir, ni entender sus causas. Pensar y sentir, ese es el Ser Humano.

Una vez que tenemos claro que nuestra vida está determinada por una mezcla entre lo que sentimos y lo que pensamos, valdría la pena adentrarse en el mundo emocional y aprovechar esta pandemia para hacer un viaje por las mismas. La idea es entender cómo sentimos en este tiempo de “guerra” que nos ha tocado vivir, creo que valdrá la pena intentarlo.

Empezaré diciendo que llevo años intentando entender este ámbito tan complejo del ser humano y poco sé, aunque creo que suficiente para dar una vueltecita por el mismo. Y lo haré en varias partes para no hacerlo pesado. Comenzaré por lo más sencillo e intentaré que cualquiera, por neófito que sea, lo entienda.

Existen varios modelos de clasificación y estudio del mundo emocional y todos muy estudiados y trabajados. La mayoría son muy complejos de explicar para que todo el mundo lo entienda, así que intentaré ir a lo sencillo. Uno de los grandes modelos acerca de las emociones, su clasificación y definición es el propuesto por Paul Ekman. Es el modelo de las Emociones Básicas, y aunque recientemente, existen versiones diferentes, me gusta quedarme con el de las seis originales. Así, para Ekman,  estas son las emociones universales y atemporales: sorpresa, asco, alegría, tristeza, ira y miedo. Como he dicho es un modelo sencillo. Ekman nos dice que cada una se expresa de una manera facialmente (con la cara) distinta. Y cada una de ellas, se expresa de la misma forma por todos los seres humanos y en todos los lugares. Como podréis indagar, si os place, son las tres últimas (aunque pueden variar el nombre), las que figuran en todos los modelos que conozco. Y, creo que son las más determinantes de nuestro comportamiento.

Antes de seguir, he de hacer una aclaración sobre algo que algunos se estarán preguntando. ¿Qué es una emoción? ¿Cómo puedo distinguir cuál de ellas estoy sintiendo? Pero también quiero decir algo sobre emoción-sentimiento. ¿Estamos hablando del mismo fenómeno o son conceptos diferentes?

No pretendo que esto sea un escrito científico pero considero necesario aclarar que las emociones son fenómenos casi instantáneos y correlacionan con una conmoción somática, es decir, que es el cuerpo el que reacciona de manera inconsciente para nosotros. Ante una situación determinada: respiramos más o menos rápido, al igual los latidos de nuestro corazón, sudamos más o menos, etc. Con esto, no es necesario que os planteéis muchas opiniones al respecto porque es algo que se lleva muchos años estudiando y aún no hay consenso científico, pero es un buen modelo. Por otro lado, los sentimientos son “mapas mentales” que nos hacemos a raíz de la evaluación racional de los fenómenos que nos han producido esas emocione. Es decir, en un sentimiento intervienen nuestras cogniciones. Y en este concepto se incluyen pensamientos y creencias (determinadas por la memoria de eventos pasados y por enseñanzas anteriores al momento presente que hemos dado por válidas y verdaderas). Es un fenómeno que ya no es instantáneo, sino que perdura en el tiempo, llegando incluso (si dura mucho) a constituir lo que denominaríamos un estado de ánimo. Y eso es en lo que estamos y las sensaciones que, seguramente, tendremos todos habitualmente. Hablamos de emociones pero estamos bajo estados de ánimo.

Si hemos entendido esto ahora podremos tratar de los estados de ánimo que podemos estar sintiendo en esta situación de guerra tan inusual que nos ha tocado vivir. Ya he dejado atrás las emociones, que son más primarias y más complejas de entender por estar más cerca de lo que estudia la Ciencia, las Neurociencias.

Y hasta aquí, la primera parte, en la próxima describiré una a una esas seis emociones que son la base de nuestros estados de ánimo.

Manuel Férreo

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